Seguidores

lunes, 8 de marzo de 2010

Lunes 3° de Cuaresma, Par (2 Rey 5, 1-15. Sal 41 y 42. Lc 4, 24-30)


La curación de Naamán, que era extranjero y no israelita, nos muestra 3 cosas: que Dios se interesa por todos y comprende a todos; que su Amor es gratuito; y que hay que obedecerlo, para que se realice su obra en nosotros (así como Naamán obedeció y se lavó, siete veces, en el río Jordán).

De esta manera, se produjo no sólo el milagro de la curación física, sino también una transformación interior: comenzó a creer en el verdadero Dios y se volvió más humilde, pasando de la arrogancia a llamarse “servidor” del profeta Eliseo.

Por su parte, el Salmo de hoy expresa anhelo, deseo, ansia y nostalgia de Dios; “ver su rostro”, experimentar su presencia. Y comenta S. Agustín: “Busco a Dios... Dentro de mi alma es donde Dios tiene su mansión (Jn 14, 23); aquí está, de aquí me mira amorosamente y me gobierna y me llama y me apremia... Invocando la verdad y la luz de Dios, sentimos que sus destellos han descendido hasta nosotros, para remontarnos a Él. Dios es esencial verdad y esencial lumbre (1 Jn 1, 5); y la inquietud y la sed del alma, por la luz, es inquietud y sed de Dios mismo”. Por eso, el Salmista repite que el Señor es “la alegría de mi gozo”, “la alegría de mi vida; y te daré gracias... Señor, Dios mío”.

Por último, en el Evangelio, Jesús les recuerda, a su paisanos de Nazaret, que Dios Padre siempre tuvo consideración por todos, y nos sólo por los judíos (por eso, cita el caso de Naamán, el sirio; y el de la viuda de Sarepta). Pero la gente de Nazaret, rechazaba a Cristo por orgullo y por egoísmo, y Jesús experimenta un fracaso en su obra de apostolado: “Vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron. A cuantos lo recibieron, a todos aquellos que creen en su nombre, les dio poder para ser hijos de Dios” (Jn 1, 11ss).

Pidamos al Señor, por medio de María, poder corresponder a su gracia; y tener más docilidad y desconfianza del propio juicio, para crecer en humildad.

Terminemos con esta oración del p. Víctor M. Fernández: “Señor, muchas veces el orgullo me impide descubrirte en mi propia vida, no me deja reconocer los signos de tu presencia y de tu amor, y espero pruebas extraordinarias de tu poder, para abrirte mi interior. Toca mis ojos, Señor, para que te descubra, para que mi vida se inunde de tu luz y se llene de tu misterio”.

Que así sea, con la gracia de Dios...

Presbítero José Luis Carvajal

8 comentarios:

  1. Gracias d. José Luis, por sus sentidas reflexiones. Me quedo con la frase "El Señor es la ALEGRÍA DE MI VIDA", que buena jaculatoria, para hoy.
    SALUDOS.

    ResponderEliminar
  2. qUE TENGA UNA EXCELENT SEMANA JOSELUIS, BENDICIONES DESDE MEXICO. ANIMO!!!

    ResponderEliminar
  3. Estimado d. José Luis, vuelvo y veo que el post está aprobado. De todas formas, ese "error" es algo que alguna vez a mi, también me pasa con cierta frecuencia -nobody´s perfect-, de todas maneras es un placer estar aquí de nuevo. SALUDOS.

    ResponderEliminar
  4. Hola padre Carvajal !

    Gracias por su publicación, me ha hecho mucho bien leerla y meditarla.

    Por cierto, le estaba escribiendo un msg y no se que tecla he tocado, que se me ha ido, si le aparece el msg, no lo publique pofavor, que lo habia dejado a medias... gracias.

    La paz este con ud. padre Carvajal.

    Dios le bendiga.

    Raquel.

    ResponderEliminar
  5. bellísima catequesis Jose Luis. bellísima.
    siento al Espíritu Santo en tus palabras.
    un abrazo muy fuerte.

    ResponderEliminar
  6. Que así sea Padre José Luis.
    Quiero ser humilde para agradar al Señor. Pídalo para mi, por favor.
    Un saludo.
    ;o)

    ResponderEliminar
  7. Nos quedamos muchas veces con el amor de Dios y nos olvidamos de escucharle y ahí nos manifiesta voluntades que nos pide obedecer. La lección de hoy es la que Naamán nos da. La obediencia ciega, esa que hoy muchos consideran sumisión y humillación. Cualquier padre sabe que que educar y amr conlleva ser obedecidos para no errar en el camino. La oración final es preciosa y me la copio. Un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Padre: me encantan estas meditaciones que nos propone para las lecturas del día.
    El salmo me llega muy profundamente porque es el que yo solía cantar en la Misa de la Vigilia Pascual.
    "Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente, cuándo llegaré a contemplar el rostro de Dios".
    Que podamos ser obedientes - como bien comenta Ángelo - para poder llegar a ese momento con alegría. Un abrazo y que el Espíritu Santo lo continúe iluminando en su tarea.

    ResponderEliminar

Te agradezco tu comentario respetuoso...