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miércoles, 24 de marzo de 2010

Miércoles 5° de Cuaresma – Año par - (Daniel, cap.3 – Dn 3, 52-56 – Jn 8, 31-42).



La valentía de decir y vivir la Verdad... hasta el final de la vida.

Tanto la 1ª Lectura de hoy, como el cántico (a modo de Salmo) nos muestra la persecución hacia los creyentes (que se continúa aún hoy día, bajo diferentes formas; y que es un signo de que, sinceramente, seguimos a Dios y lo testimoniamos).

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Actualmente también se nos presiona a que adoremos a falsos dioses, como hizo el rey de Babilonia, Nabucodonosor, con los tres jóvenes: Sadrac, Mesac y Abed Negó. Y nosotros, como aquellos tres heroicos jóvenes judíos, deberemos resistir, y cantar alabanzas al único verdadero Señor, con su mismo cántico: “Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito sea tu santo y glorioso nombre. Alabado y exaltado eternamente”.


¡Que el ejemplo y modelo de miles santos mártires, de todos los siglos, nos motiven a vivir, con profundidad y alegría, nuestra Fe!..


También Jesús, en el Evangelio de este día, nos pide ser auténticos, en medio de un ambiente lleno de prejuicios, de malicia y de mentiras, diciéndonos: “Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. Por eso, frente a tantas “esclavitudes” postmodernas, el Señor sigue mostrándonos el Camino que nos lleva a “la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Rom 8, 21).


Sto. Tomás de Aquino comenta así, el Evangelio de hoy: Liberar, en este pasaje, significa hacer libre de tres modos: primero, la verdad de la doctrina, nos hará libres del error de la falsedad... Segundo, la verdad de la gracia, nos librará de la esclavitud del pecado... Tercero, la verdad de la eternidad, nos librará de la corrupción (del sepulcro)”.


Para culminar, te comparto esta oración, que compuse durante la meditación: Señor Jesús, te pedimos un amor intenso por la Verdad, y una práctica constante de lo que a Ti te agrada, para que podamos crecer como discípulos tuyos y vivir auténticamente libres. Libres de las ataduras del pecado y la concupiscencia; libres de las obsesiones que nos impone la moda; libres de relativizar todo, que es una forma de dictadura; libres del falso libertinaje, que nos hace esclavos de nuestros vicios y caprichos; libres para tomar decisiones acertadas. Libres frente a los antivalores de una sociedad anticristiana. En fin, libres de corazón, para escuchar tu Palabra y llevarla a la práctica, cada día, hasta el final de nuestras vidas... Que así sea, con la gracia de Dios...
Presbítero José Luis Carvajal Ibelli (Argentina).

lunes, 22 de marzo de 2010

Lunes 5° de Cuaresma – Par- (Daniel 13, 1-9.15-17.19-30.33-62- Salmo 22, 1-6- Juan 8, 12-20). JESÚS ES NUESTRA LUZ Y NUESTRA VIDA


(apologista.blogdiario.com)
La Lectura del Profeta Daniel, nos muestra que Dios siempre escucha nuestros ruegos y que nos envía instrumentos de su misericordia (como lo fue el mismo Daniel para Susana); y, así, defendernos.


También el Salmo resalta que el Señor es nuestro buen pastor y que nos lleva al descanso y nos reconforta, diciendo: “Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida...”.


Por su parte, en el Evangelio, Jesús quiere hacer ver a los fariseos que Él es la Luz y la Vida, y que ellos no lo reconocen porque están en las tinieblas y en las obras de muerte, y rechazan la salvación. Entonces les dice: “Ustedes juzgan según la carne...”, es decir: por apariencia, por interés. En cambio, agrega: “mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió”.


Si seguimos a Jesús no caminaremos en tinieblas, pues Él nos iluminará, siempre, con la Luz de su Divinidad y nos revelará la Verdad, para no vivir atrapados por nuestras propias tinieblas, sombras y errores...


“Quiero poner toda mi vida bajo tu luz Señor. Que no haya nada oculto ante Ti, nada a oscuras. Con tu luz puedo descubrir mi verdadero camino y saber lo que más me conviene. No quiero confiar en mis luces, sino en tu Luz, Señor” (Víctor M. Fernández, “El Evangelio de cada día”, San Pablo). Presbítero José Luis Carvajal

miércoles, 17 de marzo de 2010

-"YO SOY..." (habla Dios)


-"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida,
Yo soy la respuesta a todas tus heridas,
Yo soy la fortaleza en todas tus caídas,
porque la tristeza ha sido vencida..."

-"Soy Yo, no busques satisfacer pronto
todos tus deseos, llenándote de excesos...
No alabes tus instintos, no bajes a lo menos...

-"Yo soy quien te da identidad,
quien nunca te usa, ni te desprecia
y quien te brinda mayor dignidad..."

"Yo soy tu Padre, tu Hermano, tu Madre, tu Amigo,
medita mi Palabra, cohabita conmigo,
y ya no te hará falta ni el azar, ni los mitos,
ya no te sentirás sólo ni abatido..."

-"Yo soy el Pastor, la Puerta...
¿por qué escapas, por qué te alejas?
¡Acércate a mi Mesa, saborea mi Cena
y sentirás saciada la búsqueda aquella!...

Presbítero José Luis Carvajal

martes, 9 de marzo de 2010

Martes 3° de Cuaresma, año par: Dn 3, 25-26; Sal 24, 4-9; Mt 18, 21-35: EL PERDÓN


Hoy las tres Lecturas de la Misa, resaltan el Amor misericordioso, compasivo, paciente, suave y tierno de Dios.

En la 1ª Lectura, del profeta Daniel, nos relata la oración que realizó Azarías, en medio de las llamas, que no lograban quemarlo (recordemos que el rey de Babilonia, Nabucodonosor, había tomado la Ciudad de Jerusalén, y que quería forzar a los judíos a adorar a sus falsos dioses y a adorar una estatua de oro, un ídolo).

Así fue como, Azarías, condenado al horno ardiente, por no adorar falsos dioses hace esta hermosa oración colectiva (como las oraciones litúrgicas) al verse libre del fuego, prodigiosamente: “Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres... Que nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humillado nos hagan aceptables... Que así sea hoy nuestro sacrificio delante de ti, y que nosotros te sigamos plenamente, porque no quedan confundidos los que confían en ti. Y ahora te seguimos de todo corazón, te tememos y buscamos tu rostro... Trátanos conforme a tu benignidad y la abundancia de tu misericordia...”.

También el Salmo de hoy nos enseña a orar, invocando el Amor misericordioso del Señor, porque Dios nunca abandona a su pueblo, a sus hijos: “Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor (de tu ternura), porque son eternos. Por tu bondad, Señor, acuérdate de mí según tu fidelidad”. Y comenta S. Agustín: “Perdóname, Señor... Caigo: o por flaqueza, o por las oscuridades que envuelven esta vida”.

Por último, el santo Evangelio de hoy cuenta que Pedro preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?”. Y Cristo le respondió: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” (o sea: siempre).

El Señor le pide a Pedro (y a nosotros) que el modelo sea la Misericordia divina (que perdona siempre, y que pide nuestro arrepentimiento y cambio). La Misericordia, sin límites, del Señor nos pide: “Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos” (Lc 6, 35).

Ser cristiano es imitar la Bondad, el Amor, la tolerancia y la Misericordia de Dios, ejercitándola con caridad fraterna. Por eso, Jesús nos enseñó: “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros” (Jn 13, 34). “Éste es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 15, 12).

Pedro había preguntado por “la cantidad” de perdón que debía brindar, y Cristo le responde con “la calidad” del perdón y la disculpa.

Pidamos al Señor Jesús, por medio de María Virgen, aprender a perdonar de corazón: a comprender, a apiadarnos y a colaborar para que, entre todos, nos ayudemos, mutuamente, a rectificar actitudes y comportamientos, sin cansarnos de disculpar. Recordando que el Señor, a nosotros, nos perdona diariamente...

Presbítero José Luis Carvajal (Buenos Aires, Argentina). (Se ruega la difusión, citando esta fuente. ¡Gracias!)

lunes, 8 de marzo de 2010

Lunes 3° de Cuaresma, Par (2 Rey 5, 1-15. Sal 41 y 42. Lc 4, 24-30)


La curación de Naamán, que era extranjero y no israelita, nos muestra 3 cosas: que Dios se interesa por todos y comprende a todos; que su Amor es gratuito; y que hay que obedecerlo, para que se realice su obra en nosotros (así como Naamán obedeció y se lavó, siete veces, en el río Jordán).

De esta manera, se produjo no sólo el milagro de la curación física, sino también una transformación interior: comenzó a creer en el verdadero Dios y se volvió más humilde, pasando de la arrogancia a llamarse “servidor” del profeta Eliseo.

Por su parte, el Salmo de hoy expresa anhelo, deseo, ansia y nostalgia de Dios; “ver su rostro”, experimentar su presencia. Y comenta S. Agustín: “Busco a Dios... Dentro de mi alma es donde Dios tiene su mansión (Jn 14, 23); aquí está, de aquí me mira amorosamente y me gobierna y me llama y me apremia... Invocando la verdad y la luz de Dios, sentimos que sus destellos han descendido hasta nosotros, para remontarnos a Él. Dios es esencial verdad y esencial lumbre (1 Jn 1, 5); y la inquietud y la sed del alma, por la luz, es inquietud y sed de Dios mismo”. Por eso, el Salmista repite que el Señor es “la alegría de mi gozo”, “la alegría de mi vida; y te daré gracias... Señor, Dios mío”.

Por último, en el Evangelio, Jesús les recuerda, a su paisanos de Nazaret, que Dios Padre siempre tuvo consideración por todos, y nos sólo por los judíos (por eso, cita el caso de Naamán, el sirio; y el de la viuda de Sarepta). Pero la gente de Nazaret, rechazaba a Cristo por orgullo y por egoísmo, y Jesús experimenta un fracaso en su obra de apostolado: “Vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron. A cuantos lo recibieron, a todos aquellos que creen en su nombre, les dio poder para ser hijos de Dios” (Jn 1, 11ss).

Pidamos al Señor, por medio de María, poder corresponder a su gracia; y tener más docilidad y desconfianza del propio juicio, para crecer en humildad.

Terminemos con esta oración del p. Víctor M. Fernández: “Señor, muchas veces el orgullo me impide descubrirte en mi propia vida, no me deja reconocer los signos de tu presencia y de tu amor, y espero pruebas extraordinarias de tu poder, para abrirte mi interior. Toca mis ojos, Señor, para que te descubra, para que mi vida se inunde de tu luz y se llene de tu misterio”.

Que así sea, con la gracia de Dios...

Presbítero José Luis Carvajal

miércoles, 3 de marzo de 2010


Dijo Jesús: "YO SOY el camino, la verdad y la vida..."
(Jn 14, 6)


¡TÚ ERES...TÚ ESTÁS!

Jesús...Tú eres Belleza,
Tú eres Verdad,
Tú eres Esperanza, al caminar.
Y mi Luz, que me invita a levantar...

Contigo venzo los miedos y perezas.
Por Ti puedo, aún con pocas fuerzas.
En Ti, lo intento... y me serenas.

Tú derribas nuestras cerrazones y "fronteras".
Porque, a nuestro alrededor,
Tú vives en muchos olvidados, por nuestra exclusión...

...Y Tú sigues siendo Seguridad,
Firmeza, Roca, Certeza...
Y como, frente al desconcierto,
muchos ojos no se abrieron...
Tú nos das tu Presencia, tu Palabra...
¡Porque tu Misterio, siempre encierra:
una propuesta, una meta y una respuesta..!

Presbítero José Luis Carvajal