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martes, 12 de julio de 2016

Examen de conciencia (sugerido por el Papa Francisco, para hacer una buena confesión)


En relación a Dios
¿Solo me dirijo a Dios en caso de necesidad? ¿Participo regularmente en la Misa los domingos y días de fiesta? ¿Comienzo y termino mi jornada con la oración? ¿Blasfemo en vano el nombre de Dios, de la Virgen, de los santos? ¿Me he avergonzado de manifestarme como católico? ¿Qué hago para crecer espiritualmente, cómo lo hago, cuándo lo hago? ¿Me rebelo contra los designios de Dios? ¿Pretendo que Él haga mi voluntad?

En relación al prójimo
¿Sé perdonar, tengo comprensión, ayudo a mi prójimo? ¿Juzgo sin piedad tanto de pensamiento como con palabras? ¿He calumniado, robado, despreciado a los humildes y a los indefensos? ¿Soy envidioso, colérico, o parcial? ¿Me avergüenzo de la carne de mis hermanos, me preocupo de los pobres y de los enfermos?
¿Soy honesto y justo con todos o alimento la cultura del descarte? ¿Incito a otros a hacer el mal? ¿Observo la moral conyugal y familiar enseñada por el Evangelio? ¿Cómo cumplo mi responsabilidad de la educación de mis hijos? ¿Honro a mis padres? ¿He rechazado la vida recién concebida? ¿He colaborado a hacerlo? ¿Respeto el medio ambiente?

En relación a mí mismo
¿Soy un poco mundano y un poco creyente? ¿Cómo, bebo, fumo o me divierto en exceso? ¿Me preocupo demasiado de mi salud física, de mis bienes? ¿Cómo utilizo mi tiempo? ¿Soy perezoso? ¿Me gusta ser servido? ¿Amo y cultivo la pureza de corazón, de pensamientos, de acciones? ¿Nutro venganzas, alimento rencores? ¿Soy misericordioso, humilde, y constructor de paz?

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sábado, 3 de mayo de 2014

ORACIÓN DEL PAPA BENEDICTO XVI, EN EL DISCURSO INAUGURAL DE "APARECIDA" (13 de Mayo, de 2007)

 "Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado" (Lc 24, 29).

Quédate con nosotros, Señor, acompáñanos aunque no siempre hayamos sabido reconocerte. 
Quédate con nosotros, porque en torno a nosotros se van haciendo más densas las sombras, y tú eres la Luz; en nuestros corazones se insinúa la desesperanza, y tú los haces arder con la certeza de la Pascua. 
Estamos cansados del camino, pero tú nos confortas en la fracción del pan para anunciar a nuestros hermanos que en verdad tú has resucitado y que nos has dado la misión de ser testigos de tu resurrección.
Quédate con nosotros, Señor, cuando en torno a nuestra fe católica surgen las nieblas de la duda, del cansancio o de la dificultad:  tú, que eres la Verdad misma como revelador del Padre, ilumina nuestras mentes con tu Palabra; ayúdanos a sentir la belleza de creer en ti.
Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus dudas, sostenlas en sus dificultades, consuélalas en sus sufrimientos y en la fatiga de cada día, cuando en torno a ellas se acumulan sombras que amenazan su unidad y su naturaleza. Tú que eres la Vida, quédate en nuestros hogares, para que sigan siendo nidos donde nazca la vida humana abundante y generosamente, donde se acoja, se ame, se respete la vida desde su concepción hasta su término natural.
Quédate, Señor, con aquellos que en nuestras sociedades son más vulnerables; quédate con los pobres y humildes, con los indígenas y afroamericanos, que no siempre han encontrado espacios y apoyo para expresar la riqueza de su cultura y la sabiduría de su identidad. Quédate, Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes, que son la esperanza y la riqueza de nuestro continente, protégelos de tantas insidias que atentan contra su inocencia y contra sus legítimas esperanzas. 
¡Oh buen Pastor, quédate con nuestros ancianos y con nuestros enfermos! ¡Fortalece a todos en su fe para que sean tus discípulos y misioneros!"


viernes, 14 de febrero de 2014

 
14 de Febrero – San Valentín, presbítero y mártir

San Valentín era un sacerdote que, hacia el siglo III, ejercía en Roma. Gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras.

El sacerdote consideró que el decreto era injusto y celebraba en secreto, matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrono de los enamorados). El emperador Claudio se enteró y como san Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó a palacio.

El emperador Claudio II dio orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y, en nombre del Señor, le devolvió la vista.

Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.

Ciudad del Vaticano, 14 febrero 2014.

Diez mil parejas de novios de todo el mundo se han dado cita hoy, festividad de San Valentín, en la Plaza de San Pedro, para confrontarse sobre la vocación al matrimonio bajo el lema “La alegría del sí para siempre” y encontrarse con el Papa Francisco.

“Es importante preguntarnos si es posible amarse "para siempre" (ha afirmado el Papa). Hoy en día muchas personas tienen miedo de tomar decisiones definitivas, para toda la vida, porque parece imposible... y esta mentalidad lleva a muchos que se preparan para el matrimonio a decir: "Estamos juntos hasta que nos dure el amor”.... Pero, ¿qué entendemos por " amor "? ¿Sólo un sentimiento, una condición psicofísica? Ciertamente, si es así, no se puede construir nada sólido. Pero si el amor es una relación, entonces es una realidad que crece y también podemos decir, a modo de ejemplo, que se construye como una casa. Y la casa se edifica en compañía, ¡no solos!.. No querréis construirla sobre la arena de los sentimientos que van y vienen, sino sobre la roca del amor verdadero, el amor que viene de Dios...La familia nace de este proyecto de amor que quiere crecer como se construye una casa: que sea lugar de afecto, de ayuda, de esperanza...Así como el amor de Dios es estable y para siempre, queremos que el amor en que se asienta la familia también lo sea. No debemos dejarnos vencer por la " cultura de lo provisional". Así que el miedo del “para siempre” se cura día tras día, confiando en el Señor Jesús, en una vida que se convierte en un viaje espiritual diario, hecho de pasos, de crecimiento común...Porque el “para siempre” no es solo cuestión de duración. Un matrimonio no se realiza sólo si dura, es importante su calidad. Estar juntos y saberse amar para siempre es el desafío de los esposos cristianos ... En el Padrenuestro decimos " Danos hoy nuestro pan de cada día”. Los esposos pueden rezar así´: “Señor, danos hoy nuestro amor de todos los días.... enséñanos a querernos”.

Francisco ha subrayado que “la convivencia es un arte, un camino paciente, hermoso y fascinante... que tiene unas reglas que se pueden resumir en tres palabras: ¿Puedo? Gracias, Perdona. .. ““¿Puedo?” Es la petición amable de entrar en la vida de algún otro con respeto y atención... El verdadero amor no se impone con dureza y agresividad. .. San Francisco decía:... “La cortesía es la hermana de la caridad, que apaga el odio y mantiene el amor" ...Y hoy, en nuestras familias, en nuestro mundo, a menudo violento y arrogante, hace falta mucha cortesía”.

"Gracias." La gratitud es un sentimiento importante...¿Sabemos dar las gracias?: En vuestra relación ahora y en vuestra futura vida matrimonial , es importante mantener viva la conciencia de que la otra persona es un don de Dios... y a los dones de Dios se dice “gracias”. No es una palabra amable para usar con los extraños, para ser educados. Hay que saber decirse gracias para caminar juntos”.

“Perdona”... En la vida cometemos muchos errores, nos equivocamos tantas veces. Todos. De ahí la necesidad de utilizar esta palabra tan sencilla: "perdona”.

En general, cada uno de nosotros está dispuesto a acusar al otro para justificarse. Es un instinto que está en el origen de tantos desastres.

Aprendamos a reconocer nuestros errores y a pedir disculpas... También así crece una familia cristiana. Todos sabemos que no existe la familia perfecta, ni el marido o la mujer perfectos. ...Existimos nosotros, los pecadores. Jesús, que nos conoce bien, nos enseña un secreto: que un día no termine nunca sin pedir perdón...sin que la paz vuelva a casa. Si aprendemos a pedir perdón y perdonar a los demás, el matrimonio durará, saldrá adelante””.

Por último, el Santo Padre ha recordado que la celebración del matrimonio debe ser “una fiesta, pero una fiesta cristiana y no mundana…Lo que hará pleno y profundamente verdadero vuestro matrimonio será la presencia del Señor que se revela y nos otorga su gracia... Es bueno que vuestro matrimonio sea sobrio y destaque lo que es realmente importante… el origen y la razón de vuestra alegría”.

viernes, 24 de enero de 2014

 
 
HERMOSA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO (Viernes 24 de Enero 2014)

No es fácil construir el diálogo con los demás, especialmente si nos divide el rencor. Pero el cristiano busca siempre el camino de escucha y reconciliación, co...n humildad y docilidad, porque eso es lo que nos ha enseñado Jesús. Fue en síntesis el pensamiento del Papa Francisco en su homilía durante la Misa de la mañana en la Casa de Santa Marta.

Me rompo, pero no me doblego, afirma un cierto dicho popular. Me doblego para no romperme, sugiere la sabiduría cristiana. Dos modos de entender la vida: el primero, con su dureza, fácilmente destinado a levantar muros de incomunicación entre las personas, hasta la degeneración del odio. El segundo, proclive a tender puentes de comprensión, también después de un altercado o una discusión. Pero, advirtió Francisco, a condición de buscar y practicar la humildad”.

La homilía de hoy en Santa Marta fue la continuación de la de ayer. Al centro de la lectura litúrgica y de la reflexión del Papa, nuevamente el enfrentamiento entre el Rey Saúl y David. El segundo tiene ocasión de matar al primero pero, observó el Santo Padre, escoge “otro camino: el camino de acercarse, de esclarecer la situación, de explicarse. El camino del diálogo para hacer la paz”:

“Para dialogar es necesaria la docilidad, sin gritar. Es necesario pensar que la otra persona tiene más que yo, y David lo pensaba: ‘Él es el ungido del Señor, es más importante que yo’. La humildad, la docilidad… Para dialogar, es necesario hacer lo que hoy hemos pedido en la oración, al inicio de la Misa: darse todo a todos. Humildad, docilidad, darse todo a todos; todos sabemos que para hacer esto es necesario tragarse tantas cosas. Pero, debemos hacerlo, porque la paz se consigue así: con la humildad, la humillación, buscando siempre ver en el otro la imagen de Dios”.

Dialogar es difícil”, reconoció el Obispo de Roma. Pero peor que intentar construir un puente con un adversario es dejar crecer en el corazón el rencor hacia él. De esta manera, afirmó, nos quedamos “aislados en este caldo amargo de nuestro resentimiento”.

Un cristiano, en cambio, tiene como modelo a David, que vence el odio con “un acto de humildad”: “Humillarse, y siempre construir puentes, siempre. Siempre. Y esto es ser cristiano. No es fácil. No es fácil. Jesús lo hizo: se humilló hasta el final, nos hizo ver el camino. Y es necesario que no pase mucho tiempo: cuando existe un problema, lo más pronto posible, en el momento en el que se pueda hacer, después de que la tormenta ha pasado, hay que tratar de acercarse al otro con el diálogo, porque el tiempo hace crecer el muro, así como hace crecer la mala hierba que impide el crecimiento del grano. Y cuando los muros crecen es muy difícil la reconciliación: ¡es muy difícil!”.

No es un problema si “alguna vez los platos vuelan” – “en familia, en las comunidades, entre los vecinos” – repitió el Papa. Lo importante es “buscar la paz lo más pronto posible”, con una palabra, un gesto. Un puente antes que un muro, como aquel que por tantos años dividió Berlín. Porque “también, en nuestro corazón – dice Papa Francesco – existe la posibilidad de convertirse en Berlín con un muro que nos separe de los demás”:

“Yo tengo miedo de estos muros, de estos muros que crecen cada día y favorecen los resentimientos. También el odio. Pensemos en este joven David: habría perfectamente podido vengarse, habría podido echar al rey y eligió el camino del diálogo, con la humildad, la mansedumbre, la dulzura. Hoy, podemos pedir a San Francisco de Sales, Doctor de la dulzura, que nos dé a todos nosotros la gracia de hacer puentes con los demás, jamás muros”.

martes, 3 de diciembre de 2013

¡ AMAR..!

¡Amar!...Ésta es nuestra humilde
y gran tarea...
¡Amar!...Y ya todo vive
y se despierta...

¡Amar!...Es muy simple:
es meterse de lleno en la vida,
con lo que venga...
Es jugarse todo lo que uno tenga,
para buscar la felicidad propia
y ajena...
¡Alegría verdadera, no pasajera!...

¡Amar!...¿Y qué importa lo demás?...
¡Amar!...¡Y no necesito nada más!...
¡Amar!...¡Porque, siempre, necesito a los demás!
¡Amar!...¡Sabiendo que no lo sabré explicar!...

                                           José Luis Carvajal

(De mi libro: “Poesías desde el alma”. Editorial “Santa María”, Buenos Aires, Argentina)

viernes, 18 de octubre de 2013


¡Y TÚ ME GANAS, SEÑOR!


¡Señor, cuántas veces soy egoísta,

o terco, y no tomo

las decisiones acertadas!

Pero tu Amor me convida,

me cautiva, y me llena el alma...


¡Tu Amor sin medida,

tu compasión y tus lágrimas,

tu perdonarme y recordarme siempre;

aunque, a veces, yo me vaya!..

 
¡Tus brazos abiertos, perdonando;

tu generosidad y tu Gracia,

convierten mi resentimiento,

mi mala disposición,

en arcilla blanda!..
 
 
..¡Y Tú me ganas, Señor;

qué gozo, Tú me puedes:

tu Amor triunfa, vence!...

¡Siempre, siempre, tu Amor, gana!..

 

Presbítero José Luis Carvajal

lunes, 7 de marzo de 2011



¡GRACIAS, SEÑOR!
 
(escrita en mi enfermedad)


¡Gracias, Señor,
porque, a través y a pesar,
de algunos rechazos y menosprecios humanos,
yo te encuentro, y a Ti me aferro!
¡Y gracias por dejarme reconocer
que, alguna vez, yo también caí en ellos!...

¡Gracias, porque me enseñaste:
a no mendigar
ni los regalos, ni los consuelos!
¡Y enséñame a perdonar, de mis hermanos,
sus olvidos... y a comprender sus miedos!..

¡Gracias, porque Tú estabas "en lo secreto" (Mt 6, 6),
y me suavizabas por dentro...
Me aliviabas en lo interior, en "mi templo"!..

¡Gracias, mi Dios,
por tu compasión, por tu "tiempo"!..
¡Gracias, porque me siento de tu Pueblo,
y porque me envías a consolar
con tu mismo consuelo (Cfr Is 40, 1; 2 Co 1)!..

En la enfermedad, te digo:
¡Gracias!... Porque experimento:
tu respeto concreto...
Y me enseñas, me purificas, me renuevas...
¡Y saboreo, en el misterio,
tu Cruz, tu llamado, tu predilección... y tu beso!..

Presbítero José Luis Carvajal