En este día nos toca recordar la hermosa vida de la Beata Teresa de Calcuta.
Nació en 1910, en la República de Macedonia y murió en Calcuta, en 1997. (Se había nacionalizado india). Pertenecía a una familia católica, la profunda religiosidad de su mamá fue el instrumento de Dios, para llevarla a su vocación de misionera.
A los dieciocho años, en Dublín, ingresó a la Congregación de Nuestra Señora de Loreto. Como deseaba ser misionera en la India, embarcó hacia Bengala, donde cursó estudios de magisterio y eligió el nombre de Teresa para profesar (su nombre original era Agnes). Ejerció como maestra en Calcuta hasta 1948, año en que obtuvo la autorización de Roma para dedicarse a la evangelización de los pobres.
En 1950 la Madre Teresa de Calcuta fundó la Congregación de las Misioneras de la Caridad, que fue aprobada en 1965 por Pablo VI. Las integrantes de este Instituto religioso, se dedicarían, por carisma, a “los más pobres de entre los pobres». El Señor les regaló una rápida implantación en la India y en otros casi cien países del mundo. Como fundadora, además, se movilizó contra el aborto y la eutanasia, en consonancia con la doctrina pontificia de Juan Pablo II.
Para el día de su muerte, ya había casi 4.000 Misioneras de la Caridad, y sus comunidades (610) se habían establecido en 123 países del mundo.
Miles de personas de todo el mundo se congregaron en la India para despedir a la “Santa de las cloacas y de los más pobres”, como le decían. Fue beatificada en 2003 por su admirador y defensor, Juan Pablo II.
Oremos con una oración compuesta por Madre Teresa de Calcuta:
“Señor, haznos dignos de servir a nuestros hermanos y hermanas, dispersos por todo el mundo, que viven y mueren solos y pobres. Usando nuestras manos, dales hoy el pan de cada día. Y, usando nuestro amor, dales paz y felicidad. Amén.”